POETAS FEMINISTAS NICARAGÜENSES







POEMAS PARA LA VÍSPERA DE LA HUELGA FEMINISTA


Nos acompañan en la víspera de la Huelga Feminista del 8 de marzo de 2019, las voces de varias autoras  nicaragüenses, que nos recuerdan los absurdos mandatos patriarcales; que el cuerpo de las mujeres es campo de batalla, lugar de colonización y violencia del sistema patriarcal; y también que nos sirven una vez más de canto y grito en el 8 de marzo.

Yolanda Blanco (Poeta y cantautora. En sus poemas reivindica una sociedad más justa e igualitaria y el papel de las mujeres como co-creadoras junto con la Naturaleza). 

COSAS DE MUJER

Fui de niña feliz
creciendo silvestre en mi sexo
sin envidias de penes
sin electras en mi espalda
Fui sabia en infancia
pero hube de crecer
y supe de “cosas de mujeres”,
tacitas de café, miedos, no debes,
pañuelos y bordados.
Y aprendí a llorar y eché nalgas.
“Haz hijos pero no libros –se me dijo-.
Cría en vez de crear”.
Supe entonces que “mujer que sabe latín
ni consigue marido
ni tiene buen fin.”
Y asentí.  Y aquí estoy
dando vida sin vivir
entre “buenos días mi amor”,
libretas de taquigrafía y
trastes sucios en la cocina.
Madre satisfecha aquí estoy
sorda a las miles de abortantes
que mueren en el país.
Cumplida ciudadana
escupo a los niños que sólo llevan
el apellido de la madre.
en fin
soy la entumecida
dejándome hablar
a cambio de hablarles
y ser. 

Marta Leonor González. (Poeta, narradora y periodista)

EN UN ESCOMBRO DE LA VIEJA MANAGUA


Navajas con filo se deslizan sobre pezones vírgenes
el golpe sobrevive ante el pavor,
la mano empuña, amenaza
es la vara que mide un cuerpo
lo recorre a prisa,
voraz otra vez se detiene y avanza
la puñalada llega y se va
hasta cegar los ojos negros
de la limpia vidrios de desdentado rostro,
matemática fue la hora de su nacimiento
para que el padre negara su existir
y le fue concedido su reino
de habitar entre latas y cartón
erigido el lugar habitado por la nada
que frente a los autobuses
se estaciona
y un semáforo es su único acompañante



Gioconda Belli (Novelista y poeta. Una de las autoras que mejor sabe hablar desde el cuerpo y la sexualidad de las mujeres).


Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas, qué poco
para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
o cargáramos al bebé para dar más lástima cuando pidiéramos limosna
Queremos flores de quien nos enfundó en vestidos almidonados
y nos prohibió subirnos a los árboles como los muchachos
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte.
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
y nos encerraron por locas.
Flores del que nos pega, del que se emborracha
del que se bebe irredento el pago de la comida del mes.
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos testimonios.
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
Queremos flores de las envidiosas, las falsarias, las mojigatas,
las que se arrepienten de haber sido y se falsifican
malversando los poderes vitales de la especie.
Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir
si es que ha de perdurar la tierra firme.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.

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