Poema contra la violencia machista
Soy una
de ellas,
pero
nunca lo diré.
Soy una
de las humilladas,
una de
las golpeadas,
una de
las que ocultan
los
moratones bajo el jersey.
Soy una
de ellas,
pero
nunca lo diré.
Soy una
de las culpabilizadas,
una de
las que viven con miedo,
una de
las que llevan la tristeza
colgada
en la mirada.
Soy una
de ellas,
pero
nunca lo diré.
Soy una
de ellas,
una de
las que tiemblan
al oír la
llave en la cerradura,
una de
las que sienten amargura,
una de
las que se caen
con más
frecuencia de lo normal.
Soy una
de ellas,
una de
las que quisiera morir,
una de
las que vive una doble vida,
con la mueca
sonriente ante el mundo,
y la
angustia retorciendo sus entrañas.
Soy una
de ellas,
una de
las que se suicida
y no se
sabe por qué.
una de
las que enferman sin retorno,
o se
cuelga de las pastillas del psiquiatra,
y no se
sabe por que.
O una de
las que un día,
mala
suerte, se le fue la mano,
es
asesinada,
y no se
sabe por qué.
Soy una
de ellas,
una que
es aniquilada a balazos
cuando
comenzaba a buscar la libertad.
Una de
las murió tras la última paliza,
una de
las que fueron degolladas,
acuchilladas,
tras años de terror.
Soy una
de ellas,
de esas
que tuvieron compasión
y,
confiadas, antes de salir definitivamente de la jaula,
cumplieron
el mandato patriarcal
y
siguieron cuidando, una vez más,
al que ya
había planeado su muerte sin piedad.
Soy una
de ellas,
quizás tú
también,
pero
nunca lo diré.
Soy una
de ellas,
quizás tú
también,
una de
las que serán noticia lúgubre
a primera
hora de la mañana.
Pero
nunca lo diré.
Nos
cruzamos en la calle,
compartimos
la barra del café,
la cola
del supermercado,
la
reunión del AMPA,
el salón
de peluquería,
la sala
de espera de la consulta
donde
quizás nos faciliten la droga
que nos
permita soportar.
Vamos
codo a codo
en la
fábrica, la universidad o la oficina,
creyendo
que las otras
no pueden
sospechar nuestro dolor
bajo la
falsa sonrisa,
el
maquillaje que esconde sin esconder,
la
máscara que protege a nuestro maltratador.
Pero
ahora, ya sí lo gritaré.
Soy una
de ellas,
tú lo
eres también,
lo somos
todas,
porque cuando
una sola mujer,
en
cualquier lugar del mundo,
es mutilada,
humillada, violada, vendida, comprada, insultada, denigrada, golpeada,
asesinada,
lo eres
tú,
lo soy
yo,
lo somos
todas.
Salgamos
del silencio,
Hablemos,
gritemos, cantemos,
rompamos
el silencio que nos hace cómplices,
hagamos
todo el ruido que nos fue negado,
tomemos
la palabra
y que la
tomen con nosotras
los
hombres que no quieren ser
ese que mutila,
insulta, denigra, vende, compra, humilla, viola, golpea, asesina…
Somos
más, somos muchas y muchos…
tomemos
la fuerza de la justicia,
de la
dignidad,
de la
libertad…
para que
sean 7N todos los días,
pero que
ningún día sea día de llorar por una mujer asesinada
ni de
reír un chiste machista,
ni de
ignorar a una mujer violada,
ni de
llamar cultura a una mutilación,
ni de
confundir sexo con prostitución,
ni amor
con celos,
ni deseo
con control.
Para que
tú y yo, y todas, seamos libres
y dejemos
de ser esa que oculta los moratones,
que se
siente nada,
que vive
en el terror,
y de la
nadie habla,
porque
aún no fue noticia en el telediario
pero mañana
quizás lo será.